Suele ser habitual pensar que hasta que no salga el primer diente no es necesario prestar atención a la boca de nuestros hijos. Pero esto no es así. Te contamos qué debes hacer.
Clínica Odontológica en Ávila
Suele ser habitual pensar que hasta que no salga el primer diente no es necesario prestar atención a la boca de nuestros hijos. Pero esto no es así. Te contamos qué debes hacer.
A la hora de hacerse un piercing hay que elegir con cuidado la zona corporal, ya que en algunos casos pueden aparecer complicaciones que pongan en riesgo la salud. Hace tiempo que los piercing dejaron de colocarse sólo en las orejas para pasar a conquistar otras zonas del cuerpo, y una de ellas es la boca, ya sea en la lengua, labios o mejillas.
Sin embargo, por muy atrevido que pueda resultar no es el sitio más recomendado por los problemas de salud que puede conllevar.
La enfermedad periodontal, o también conocida como enfermedad de las encías se produce por acumulación de placa bacteriana y restos de comida que, si no son eliminados con una buena técnica de cepillado, producen una inflamación continua de las encías que en los casos más extremos lleva a la pérdida de dientes en adultos.
Podríamos pensar que cepillarse los dientes es sólo necesario para mantener una bonita sonrisa y un buen aliento, pero no es sólo eso.
Es una enfermedad bucal de origen bacteriano derivada de la placa y el sarro acumulados a lo largo de los años en los dientes por la ingesta de alimentos. Esta capa termina irritando las encías y haciendo que estas se inflamen, estén más sensibles y, finalmente, sangren.
Su origen tiene que ver con los efectos a largo plazo de los depósitos de placa en los dientes (el material pegajoso compuesto de bacterias, moco y residuos de alimentos que se acumula en los dientes). La placa y el sarro acaban irritando e inflamando las encías, lo que también provoca que éstas se tornen más sensibles y se produzca sangrado.
Cuando aparece un cuadro de gingivitis en muchas ocasiones no es doloroso, pero si no se trata puede derivar en una periodontitis, que es una enfermedad que se caracteriza por una pérdida de inserción colágena, recesión gingival e incluso la pérdida de hueso, en el caso de no ser tratada, deja sin soporte óseo al diente.
Con la llegada del verano aumentan los tratamientos de blanqueamiento dental. El mal uso de los productos, los trucos caseros y el desconocimiento pueden generar graves problemas en nuestra salud bucodental.
Algunos tratamientos no controlados por un profesional pueden derivar en problemas para nuestra salud, afectando a dientes y encías principalmente.
El tratamiento de blanqueamiento se recomienda cuando el problema del color no queda superficial sino que está dentro del dientes.
Los niños y niñas tienen 20 dientes de leche: 10 en la parte superior y 10 en la inferior repartidos de la siguiente manera: 4 incisivos en la parte de delante, 2 colmillos a continuación 1 primera muela de leche- una a cada lado- y otra muela más a continuación- 1 a cada lado-.
Suelen caerse entre los 5 y los 7 años en el mismo orden en el que han salido: los primeros serán los incisivos delanteros inferiores; es decir, los dos dientes del medio de la fila de abajo. Después se caerán los 4 incisivos de la parte de arriba y a continuación los dos que quedaban en la parte inferior. Los siguientes en caer son los primeros molares y luego los colmillos, mientras que los segundos molares suelen ser los más que más retrasan su caída. El proceso acabará entre los 10 y los 12 años. A la vez que se caen los dientes de leche los permanentes los van sustituyendo. Si el diente de leche se cae antes de que el permanente esté preparado debes llevar al pequeño al dentista para descartar cualquier problema. A veces los dientes permanentes salen antes de que los de leche se hayan caído formando dos hileras o dientes de tiburón; si esta situación se alarga también debes acudir al especialista.
En no poca ocasiones tendemos a poner a examen nuestro peso y, a veces, queremos adelgazar de forma drástica, y sin esfuerzo por lo que hacemos uso de dietas milagrosas que nos prometen efectos visibles en muy poco tiempo.
¿Qué efectos negativos pueden provocar en nuestros dientes?
Caries, llagas o problemas de encías son algunos de los efectos que la supresión de alimentos sin control puede provocar en tu boca.
El comerse las uñas es un hábito compulsivo que puede afectar a niños y adultos. Medicamente se le conoce como onicofagia.
Morderse las uñas es un hábito que, a menudo, comienza en la infancia. Los estudios demuestran que un 60% de los niños y el 45% de los adolescentes se muerden las uñas. Es menos frecuente después de los 18 años, pero es un hábito que puede continuar hasta la edad adulta. Muchos adultos y niños en ocasiones no son conscientes de que se están mordiendo las uñas; el estrés y el aburrimiento son una de las primeras causas. Es una forma de aliviar la ansiedad, las frustraciones y la soledad que son los desencadenantes adicionales.
Por ejemplo, la mayoría de los niños con onicofagia tienes problemas para desarrollar habilidades sociales. Como adultos este problema afecta a la propia autoestima ya que la persona percibe que no es capaz controlar sus impulsos. Y es así en los casos más graves, un impulso incontrolable que requiere de ayudas específicas para poder eliminarlo.
Se trata de un hábito adquirido bien por imitación bien como válvula de escape a alguna situación de estrés buscando algo para tranquilizarse.
El morderse las uñas y las cutículas tiene consecuencias físicas y emocionales:
La llegada del período vacacional no tiene por qué significar un cambio en nuestra salud bucal y periodontal. Sin embargo, en nuestra experiencia, observamos con frecuencia que a la vuelta de las vacaciones nuestros pacientes han empeorado su higiene dental con la consiguiente aparición de inflamación en las encías, la recaída en su problema periodontal, así como otros trastornos bucodentales.
Las caries son uno de los problemas dentales más frecuentes. La OMS estima que, a nivel mundial, en un 80-90% los escolares tienen caries.
La caries es una patología multifactorial producida por determinadas bacterias que viven en nuestra cavidad bucal, principalmente de la familia de streptococcus mutans. Éstas se asocian entre ellas, aprovechan los restos de comida que se quedan en nuestra boca y se comen esos restos. Como resultado de esa digestión segregan unos ácidos y ese ácido penetra en el esmalte de nuestro diente y lo va debilitando; comienza en un agujerito muy pequeño que va penetrando comiéndose los tejidos del diente, principalmente, el esmalte, después la dentina hasta llegar al nervio del diente.
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