Las aftas son una de las afecciones bucales más comunes que afectan a personas de todo el mundo. Hasta el 25 por ciento de la población tiene estas pequeñas, dolorosas y persistentes llagas, con tasas de recurrencia de hasta el 50 por ciento.
Una afta puede aparecer en la lengua, el paladar blando, la parte interna de las mejillas o los labios y la base de las encías. Si bien las llagas tienen la ventaja de que generalmente no son visibles, es probable que hagan que comer, tragar y hablar sean dolorosos.
¿Cuáles son las causas?
Las aftas no son virales ni infecciosas. Pueden ser hereditarias, ya que entre el 30 y el 40 por ciento de las personas con aftas recurrentes tienen antecedentes familiares de la afección. Las aftas pueden ser causadas por un sistema inmunológico defectuoso que utiliza las defensas del cuerpo contra las enfermedades para atacar y destruir las células normales de la boca o la lengua.
En términos simples, se desconoce su causa, sin embargo, los desencadenantes comunes pueden incluir:
- Estrés
- Deficiencias inmunológicas
- Enfermedad o infección
- Enfermedad gastrointestinal
- Manipulación de tejidos, incluidas limpiezas profilácticas de dientes y encías y cepillado excesivo de dientes
- Lesión de tejidos, por ejemplo, morderse el interior de la boca
- Comer alimentos abrasivos (como papas fritas, cereales secos y frutas secas), alimentos ácidos (como vinagre) y alimentos picantes (curry, chiles y salsas picantes)
- Alergias alimentarias o de contacto
- Aunque aún no se ha demostrado, las deficiencias nutricionales, en particular la falta de vitamina B-12, ácido fólico o hierro, también pueden desempeñar un papel.
Diagnóstico
Si sospechas que tienes una afta, es posible que debas consultar primero con tu dentista para descartar un tipo de afta más grave (como herpes o cáncer oral). Los dentistas especializados en afecciones de salud bucal están en una mejor posición que los médicos a la hora de diagnosticar y tratar estas llagas, y en particular a la hora de distinguirlas del herpes intraoral, una enfermedad viral contagiosa que puede provocar problemas graves en personas con un sistema inmunológico debilitado.
Tu dentista también puede evaluar si las superficies afiladas de los dientes o el uso de un aparato (protector bucal, aparatos con técnica Invisalign, etc.) pueden desencadenar las aftas.
¿Aftas o herpes intraoral?
El herpes oral se confunde con frecuencia con las aftas. No solo tienen una apariencia similar, duran aproximadamente 14 días y tienden a reaparecer, sino que también tienen desencadenantes similares, como el estrés, la irritación mecánica y la fiebre o la enfermedad. Pero las dos afecciones tienen causas diferentes y, por lo tanto, requieren tratamientos diferentes. En concreto:
- Las aftas no son contagiosas. El herpes intraoral sí lo es.
- Las aftas aparecen en el tejido blando y móvil: en el interior de las mejillas, en el interior de los labios y en la parte posterior de la garganta. Por lo general, el herpes intraoral se observa en las uniones mucocutáneas, como los labios. Las llagas del herpes comienzan con un hormigueo, seguido de la aparición de pequeños bultos o ampollas que estallan y dejan pequeñas úlceras.
- Las aftas pueden tardar entre siete días y un mes en sanar, según el tipo de afta. El herpes intraoral tiende a sanar en unos siete a diez días.
- Las aftas aparecen en diferentes zonas de la boca. Las llagas del herpes tienden a reaparecer en el mismo lugar.
Progresión de las aftas
Las aftas generalmente comienzan como una o dos manchas rojas inflamadas y dolorosas, redondas u ovaladas, que miden entre un octavo de pulgada de ancho (casos leves) y más de una pulgada de ancho (casos graves). Estas manchas dolorosas pronto se expanden para formar llagas con un centro fino y amarillento y un borde o halo rojo intenso. La presencia de aftas dificulta comer, hablar o realizar la higiene bucal. A medida que las llagas se curan, el dolor también disminuye.
Las aftas pequeñas o las úlceras aftosas menores siguen su curso en 1 a 3 semanas y no dejan cicatriz. Por el contrario, las aftas más grandes o las úlceras aftosas importantes suelen tardar más en sanar y pueden dejar cicatriz. Por último, una úlcera aftosa herpetiforme, el tipo de ulceración más grave, se caracteriza por múltiples lesiones que se producen simultáneamente y puede requerir un tratamiento paliativo por parte del dentista.
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