Por pacientes especiales nos referimos a pacientes que presentan características o condiciones que les hacen singulares frente a los pacientes ordinarios; por ejemplo, las personas médicamente comprometidas, discapacitados, o minusválidos, pacientes con autismo, parálisis cerebral, síndrome de Down o algunos síndromes calificados como raros, como el de espina bífida.
También pueden incluirse aquellos que presentan alteraciones conductuales, tipo ansiedad, esquizofrenia, etc.
Este colectivo de pacientes especiales requiere de una atención bucodental característica e individualizada. Requieren de un tratamiento especializado ya que en muchas ocasiones presentan más de una patología y debido a ello están polimedicados. También, dependiendo de la patología, presentan diferentes características bucales que pueden afectar y modificar el tratamiento. Por ejemplo, los pacientes con síndrome de Down se caracterizan por tener un mayor número de dientes o por tener ausencia de más de una pieza; debido a ello, en muchas ocasiones presentan lenguas más grandes de lo habitual y todo esto debe ser conocido de antemano ya que puede modificar y afectar al plan de tratamiento.
En estos casos, es necesario emplear muchas técnicas de manejo de conducta ya que por sus limitaciones físicas o psíquicas presentan muchas dificultades para interactuar con el odontólogo en funciones tan básicas como abrir la boca.
Se pueden emplear técnicas como la anticipación; es decir, contar, mostrar, hacer por adelantado para que se encuentren a gusto en el entorno en el que estamos, ya que son personas de rutinas fijas, por lo que conocer de antemano el procedimiento, facilitará mucho el trato con ellos evitando tener que recurrir a anestesias generales que garanticen la operatividad del tratamiento.
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