Los conocemos más coloquialmente como paletos, palas o paletas, pero su denominación correcta es incisivos. Es uno de los cuatro grupos de dientes con los que cuenta la dentadura humana –junto a caninos, premolares y molares- y los primeros en protagonizar esta nueva serie de posts dedicados a conocer un poco más en detalle nuestra boca y sus blanquecinos ‘habitantes’.
Cuántos y cómo son
Los incisivos, en condiciones normales, son un total de ocho piezas, repartidas a partes iguales en la zona superior y en la inferior de la dentadura, es decir, cuatro arriba y cuatro abajo. Son los ubicados en la parte más central de la misma. Son afilados, cortantes y son los dientes más largos de nuestra dentadura. Presentan una sola raíz, a diferencia de, por ejemplo, los molares, que cuentan con dos.
Cuándo salen
Son los que antes aparecen en nuestra boca, tanto en el caso de los dientes de leche, como de los definitivos. Los primeros comienzan a blanquear en las encías de los bebés entre los dos y los seis meses de edad –es lo más habitual, aunque no siempre es así-. También suelen ser los primeros definitivos en erupcionar, una vez que se caen los dientes temporales o de leche que los preceden.
Cuál es su función
Teniendo en cuenta su ya citada forma afilada y cortante y su situación central y más exterior en nuestra dentadura, es lógico pensar que los incisivos son los dientes encargados de cortar los alimentos para hacer de ellos pedazos más pequeños que poder llevarnos a la boca para que el resto de nuestras piezas dentales los conviertan en una masa fácil de tragar y deglutir. De esta forma, los incisivos facilitan el trabajo a sus compañeros caninos, premolares y molares responsables del resto del proceso de masticación.
En ocasiones, y dada su ya citada aptitud para morder y cortar, son los dientes utilizados para morder otros objetos, no precisamente alimentos, como etiquetas de la ropa, chapas de botellas, uñas, o, incluso, son los utilizados como método de defensa para propiciar un mordisco a alguien –los adultos no suelen emplear este método habitualmente salvo en caso de peleas, pero los niños, algunas veces, sí recurren a él-.
La recomendación en este sentido es no utilizar los incisivos para estos fines, sino sólo para el fin para el que han sido concebidos, morder los alimentos. De lo contrario, podrían sufrir daños que requieran de una visita al dentista. En caso extremos, se podrían incluso llegar a perder, motivo por el cual sería necesario colocar un implante, dado el lugar tan visible que los incisivos ocupan en nuestra boca. Y es que son las piezas dentales que mayor papel juegan en la estética global de la dentadura. Cuidémoslos.
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