En las últimas semanas, hemos ido conociendo las funciones que tienen los tipos de dientes que componen nuestra dentadura. En el post de hoy, nos ocuparemos de los molares o muelas.
Los molares son los dientes posteriores a los premolares. Su función principal es masticar o triturar los alimentos. Precisamente, por esa función se piensa que su nombre proviene de la muela de molino.
Las muelas de leche aparecen entre los 12 y los 15 meses de vida. Son reemplazados por los primeros y segundos premolares definitivos. No obstante, lo cierto es que los molares definitivos no reemplazan a ningún diente porque crecen detrás de las muelas de leche. Los primeros molares se desarrollan a los seis años, antes de que se caigan los de leche, y los segundos, llamados premolares, entre los 11 y los 13 años. Los molares de la dentición definitiva se parecen estéticamente a los de la dentición inicial.
Los adultos tienen doce molares, agrupados en grupos de tres en la parte posterior de la boca. Nos queda conocer al tercer y último molar de cada grupo que es llamado muela del juicio y es el último en parecer a la edad aproximada de los 20 años.
Cabe señalar también que el primer molar de cada grupo es el primero en erupcionar, siendo el diente sobre el que se apoyará el resto de la oclusión. El esmalte de estos primeros molares se desarrolla a lo largo del crecimiento de la mandíbula. Tarda de tres a cuatro años en completarse. Al igual que la raíz no terminará de formarse hasta los 10 años del niño o niña.
Los profesionales distinguen distintos tipos de molares según su tamaño y el número o la altura de sus cúspides. Se diferencia entre branquiodontes (coronas bajas) y hipsodontes (coronas altas). También las muelas reciben los nombres de tribosfénicos, bunodontes, selenodontes, lofodontes y secodontes según sus cúspides.
Por último, hay que recordar que el cuidado de la higiene bucodental en estas piezas dentales debe ser especialmente atendido. Por su situación al final de la boca y por su función de triturar, las muelas tienden a acumular más restos de alimentos que otros dientes. Es importante tanto dedicar un cepillado constante a las muelas como utilizar de manera diaria el hilo dental para eliminar los restos de residuos que pudieran quedar tras las comidas. Por supuesto, todo ello a completar con un enjuague bucal.
Fotografía: http://www.freedigitalphotos.net/
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