Muelas del juicio. Quién no ha oído hablar de ellas alguna vez. Y en muchas ocasiones lo asociamos, además, con el dolor, cuando, en realidad, esto no es más que un prejuicio con la metodología con la que hoy contamos los profesionales odontólogos.
Las muelas del juicio son las piezas dentales –cuatro- que se suman al resto de la dentadura entre los 17 y los 25 años, aproximadamente, aunque es algo que puede oscilar bastante de una persona a otra. Una vez que han salido, nos acompañarán el resto de la vida, salvo aquellas que haya que extraer con el paso del tiempo por el motivo que sea.
¿Por qué a veces es necesario sacarlas? Porque se infectan, porque son víctima de las caries, porque a veces provocan dolores de cabeza o de oído, porque han salido en posiciones incorrectas, porque generan mordidas inadecuadas e incluso porque pueden ser una rémora en tratamientos de ortodoncia, pudiendo, en su caso, restar la eficacia del tratamiento.
La extracción
Para extraer una muela del juicio es necesario recurrir a la cirugía oral y maxilofacial, realizada por un especialista y que no debería de generar, a priori, complicación alguna. De hecho, es un procedimiento bastante habitual.
Según la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial, el 70 por ciento de los españoles contamos con al menos una muela con una posición incorrecta en el maxilar inferior, porcentaje que es del 45 por ciento para el superior.
La importancia de un análisis previo
Como es lógico, resulta adecuado esbozar un diagnóstico previo antes de proceder a extraer una muela del juicio. ¿Cómo? Normalmente a través de la ortopantomografía o un TAC, que son pruebas radiológicas que aportarán al odontólogo la información que necesita acerca de la posición de la muela, así como si ha afectado de alguna manera a las piezas que tiene al lado.
Sin dolor
Los avances tecnológicos, profesionales y formativos han propiciado que podamos olvidarnos de cualquier dolor intenso en el proceso de extracción de una muela del juicio y, por consiguiente, de cualquier miedo.
Si existe un caso de ansiedad o estrés importante, se puede recurrir a la sedación. El dentista podrá aplicar anestesia local o general para proceder con la cirugía.
La recuperación posterior
Es habitual que tras la extracción de una muela del juicio suframos una inflación de la zona donde se ha actuado. También que sintamos molestias e incluso dificultades en el proceso normal de apertura de la boca. Pero no hay que alarmarse: es algo que desaparecerá en unos días.
Nuestro dentista de confianza llevará un control en este proceso y ofrecerá información y orientación al paciente sobre cómo debe de actuar tras la extracción. De hecho, es posible que nos asesore sobre la ingesta de antiinflamatorios y antibióticos.
Fotografía: www.freedigitalphotos.net
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