Para aquellas personas que, por una u otra causa, han perdido un diente, el recurso al implante dental es una solución válida y eficaz. Siempre que se afronte de una manera profesional.
Con el implante dental procedemos a crear un soporte, a modo de raíz artificial, en el hueco que ha dejado la pieza perdida. Sobre él se colocará posteriormente el nuevo diente (artificial), procurando que se concrete una integración total con el resto del tejido de la cavidad bucal. Es decir, que no sufra rechazo, ya que, de lo contrario, estaremos expuestos a infecciones.
Colocar un implante dental no es tarea sencilla dentro de las muchas acciones que se dan en la odontología. Por eso, tiene que ser ejecutada por un profesional que atesore a sus espaldas la pertinente formación, especialización y, si es posible, también con experiencia en la materia.
Y es aquí, como se advierte en muchos de los colectivos que aglutinan a la profesión odontológica, donde hay que tener cuidado con aquellos implantes dentales que se ‘venden’ como extremadamente baratos, con precios agresivos y que prometen algunas cosas que no pueden cumplirse. A la sazón, en esta enumeración detallamos aspectos que te recomendamos tener en consideración:
– Cuidado con la calidad del implante. ¿De qué material está hecho? Normalmente, de titanio, con una gran complejidad para llegar a las características de su composición para, como antes se apuntó, que no existan problemas de integración con el tejido bucal. Y es en esta composición donde hay que prestar toda la atención, ya que si ese implante no llega a una mínima calidad podríamos quedar expuestos a riesgos para la salud, como distintas infecciones. No dudemos en preguntar sobre este extremo.
– Si la calidad es baja… Desajustes en el implante o en los elementos que lo unen al diente; fracturas; daños irreversibles en la masa ósea y, por supuesto, infecciones, son algunas de las consecuencias que pueden acabar apareciendo en la boca si el implante no reúne la calidad suficiente. Es decir, si el material es malo o el procedimiento no se ha ejecutado correctamente.
– Hay que conocer en qué consiste el tratamiento. Cuantos más detalles sepamos acerca del tratamiento, mucho mejor. Solicitemos al especialista que nos va a realizar el implante toda la información sobre el mismo, los pasos a seguir y, también, el presupuesto.
– Estudio personalizado al paciente. El especialista ha de realizar previamente un estudio previo y personalizado, radiología incluida. A partir de él podrá establecerse un tratamiento planificado.
– Establecer un seguimiento. Un implante dental requiere de un seguimiento y control posterior a través de revisiones periódicas, según establezca el especialista.
– Mantener la disciplina de higiene bucal. Es la parte que queda en la mano del paciente. Obviamente, es necesario seguir una higiene bucal adecuada.
– ¿Un implante es para toda la vida? Nunca puede afirmarse, por lo que ponga distancia con las promociones que así lo aseguren. Como es lógico, la calidad y la fiabilidad del implante es un hecho relevante para que su vida útil sea más o menos extensa.
A través de la la campaña ‘ Tu boca no está de oferta’, el Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de la I Región ya advirtió sobre este tema hace algunos meses.
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