El chupete es una herramienta que prácticamente todas las madres y padres han utilizado con sus hij@s en algún momento. Ayuda a calmar al bebé, les tranquiliza, reduce sus niveles de ansiedad y, uno de sus aspectos más importantes, reduce el riesgo de muerte súbita.
Pese a que el chupete aporta beneficios al bebé, han surgido multitud de dudas respecto a él y sobre las consecuencias que tiene a largo plazo para la salud de l@s niñ@s, especialmente su salud dental. ¿Son ciertos dichos peligros? ¿Son mitos? Desde la clínica Arancha Otero os aclaramos todo el tema del chupete y los dientes en este post del blog.
¿Chupete igual a ortodoncia en el futuro?
Que el chupete provoca que con los años, haya que llevar ortodoncia, es una de las mayores consecuencias que se le achacan a este utensilio, pero, ¿Es cierto? En parte sí. La acción de succionar o chupar el chupete en exceso provoca lo que se conoce como “dientes de conejo”.
Los dientes inferiores se desvían hacia dentro de la boca mientras que los exteriores apuntan hacia fuera debido a la succión. Paulatinamente los caninos chocan entre sí y se crea una mordida abierta. Además, también puede afectar a varios músculos de la cara haciendo que las líneas medias de la sonrisa queden algo desviadas
La clave es no excederse con el chupete
Un estudio reciente ha demostrado, para tranquilidad de madres y padres, que estos posibles efectos se pueden evitar si se elimina el hábito del chupete antes de los 3 años y se limita su uso antes a 6 horas diarias como máximo.
Los expertos recomiendan a que las madres y padres eduquen a sus hij@s en el buen uso del chupete. Enseñarles a utilizarlo solo en momentos puntuales como antes de dormir, en situaciones de estrés que aprendan a sostenerlo sin chuparlo… Controlar bien su uso y medir sus tiempos es clave para evitar malformaciones en la mandíbula ante un uso excesivo.
Otro punto a destacar con el uso del chupete, es la costumbre de algun@s de mojarlo en algo dulce para calmar al bebé. ¡ERROR! Esa mala práctica genera que se propaguen las bacterias y aumente el riesgo de caries tanto en los dientes de leche como en los definitivos. Y aunque no tenga dientes, también influye negativamente.
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