Los padres tenemos la responsabilidad de garantizar los cuidados necesarios para mantener la salud de la boca de nuestros peques. Ésta es tan importante como el control de su crecimiento o la vista. Por eso, os recomendamos que llevéis a vuestros hijos al ortodoncista de la misma manera que lo hacéis con el oculista o el pediatra.
A los 7 años y tras un correcto y completo diagnóstico podemos determinar si un niño necesita o no tratamiento. Son múltiples los problemas de ortodoncia con lo que nos podemos encontrar: apiñamiento, sobremordida, diastemas, bruxismo, malos hábitos, protusión…
Una visita temprana al ortodoncista es necesaria y puede servirnos de gran utilidad ya que nos proporciona mucha información sin necesidad de haber esperado a que cambie la dentición por la permanente.
El tratamiento suele hacerse en dos fases perfectamente diferenciadas:
FASE 1
Cuando el niño tiene 7 años ya que a esta edad el paladar aún no se ha soldado definitivamente. Es muy importante que los niños acudan antes de que dejen de crecer los maxilares. Si se retrasa podrían acabar necesitando cirugías o extracciones.
En esta primera fase que se prologa de 12 a 18 meses lo que se busca es armonizar los maxilares y mejorar la función.
Al finalizar esta etapa, transcurre una intermedia, de entre 2 y 3 años, en los “liberamos” al pequeño de aparatos
FASE 2
Tiene lugar de los 10 a los 12 años cuando ya han salido todos los dientes, tras un periodo de descaso sin brackets. Tiene una duración de unos 18 meses y en este tiempo se busca mejorar la colocación de los dientes y lograr la oclusión más saludable con la mejor estética.
Recuerda que sólo un ortodoncista te podrá realizar el tratamiento con las mejores garantías y así obtener el mejor resultado.
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