Una completa higiene bucodental comprende un abanico de buenas prácticas, si bien la acción principal es el acto mecánico del cepillado de dientes. La ortodoxia nos dice que debemos de proceder al mismo unas tres veces al día, después de cada comida, con una duración aproximada de unos tres minutos cada vez.
Lo que quizás no conocemos tanto es que es recomendable esperar un poco tras esas comidas para proceder al cepillado y no hacerlo inmediatamente después de levantarse de la mesa y de dejar el tenedor sobre la misma. El porqué es la cuestión que analizamos en este post del blog de salud bucodental de la clínica Arancha Otero de Ávila.
La razón hay que buscarla en el ácido generado durante las comidas. El esmalte es el mayor protector y escudo natural de los dientes. Y este ácido presente en comidas y bebidas es, precisamente, uno de los agentes que puede afectarle. Cuando comemos, los niveles de ácido son agresivos, por lo que si en ese momento procedemos a cepillar los dientes podemos provocar, incluso, que frotemos dicho ácido contra el esmalte, dañándolo aún más por la acción de las cerdas del cepillo.
Por ello, lo mejor es aguardar aproximadamente una hora desde que terminamos de comer para lavarnos los dientes, aunque también pueden realizarse mientras alguna de estas acciones beneficiosas para la salud bucodental:
– Masticar chicle sin azúcar o enjuagarse la boca con agua ayuda a producir mayor cantidad de saliva, lo que equilibra el nivel de pH de la boca, sorteando una posible desmineralización a causa del ácido.
– Algunos alimentos que no contienen ácido como el queso o la leche puede resultar de ayuda. Incluso ayudan a remineralizar las piezas dentales tras una comida.
Cuando haya pasado ese tiempo prudencial para recuperar el PH correcto en la cavidad bucal, se debe proceder al cepillado de dientes. Con él, eliminaremos las bacterias y restos de comida que hayan podido quedar alojados. Para hacerlo, mueve el cepillo de arriba abajo, tanto por la cara exterior de los dientes como por la interior.
Tampoco conviene abusar demasiado de la cantidad utilizada de pasta de dientes. La abundancia de espuma puede dar sensación de limpieza y distraernos del propio proceso mecánico del cepillado.
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