La saliva tiene un papel esencial en nuestra salud bucodental debido a sus numerosas propiedades y beneficios, si bien es la gran desconocida. ¿Conocemos por qué es decisiva la saliva para la salud bucal?
La existencia de la saliva ayuda a mantener la boca húmeda, estimula la sensibilidad gustativa favoreciendo la distinción de sabores, disminuye los microbios, además de tener un efecto protector para nuestros dientes y ser una sustancia clave en el proceso digestivo, especialmente en la fase inicial de masticado e ingesta de los alimentos.
La composición de la saliva, conocida coloquialmente como baba, es similar a la del plasma y está conformada principalmente por agua, y al igual que ésta, es trasparente e inodora.
Es producida por las glándulas salivales en la boca. Una persona genera cerca de 34.000 litros de saliva a lo largo de su vida, un dato que puede sorprender pero tiene relación directa con su papel esencial en la digestión. Las enzimas que la componen son las causantes, en contacto con los alimentos, de producir el denominado bolo alimenticio que facilita la deglución.
¿Por qué la saliva protege nuestros dientes de las caries?
Cuando comemos, los alimentos aumentan la cantidad de ácidos en la boca y, por el contrario, disminuyen el pH de la misma, dañando y debilitando nuestros dientes frente a las caries.
La saliva neutraliza los ácidos cuando comemos, evitando la desmineralización de los dientes, además de diluir o eliminar los azúcares o favorecer la cicatrización de heridas en la mucosa bucal.
La calidad varía en cada persona y depende de numerosos factores que van desde el estrés, la deshidratación, el número de dientes, la respiración, la edad, o la toma de medicamentos, entre otros muchos.
Es habitual que los niveles de saliva que una persona genera se vayan reduciendo según va cumpliendo años, debido también a los tratamientos. En algunos casos, puede llegar a niveles muy bajos o xerostomía, más conocido como síndrome de boca seca.
Es una fuente de información de nuestro organismo y cada vez es más frecuente que se recurra a ella para la detección de enfermedades, no sólo bucales sino de otras patologías como pueden ser el caso de los análisis rápidos de la prueba del VIH.
Además, puede convertirse en un vaso comunicante para el contagio de algunas enfermedades como la mononucleosis, conocida como enfermedad del beso, o el herpes labial.
Fotografía: freedigitalphotos.net
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