Para conseguir una sonrisa sana y perfecta, en ocasiones no es suficiente con utilizar el cepillo de dientes y el hilo dental. Los expertos recomendamos complementar la limpieza con el uso de enjuague bucal.
El cepillo y el hilo dental son eficaces para limpiar los dientes pero éstos representan sólo el 25% de la superficie de la boca. Para una limpieza total de la boca que incluya paladar, mejillas, encías, el área bajo la lengua y otros lugares de difícil acceso es muy importante el uso de un enjuague bucal eficaz que elimine y prevenga la formación de nuevas bacterias.
La placa bacteriana está formada por restos de alimentos y las bacterias presentes en la boca son uno de los principales responsables de enfermedades periodontales. Los principales síntomas de las enfermedades periodontales son encías enrojecidas, sangrado de las mismas e incluso movilidad de dientes y de no ser tratados puede provocar la pérdida de los dientes. La cantidad recomendada es de 20 ml de solución no diluida 2 veces al día durante 30 segundos. Los enjuagues proporcionarán horas de protección previniendo el mal aliento, la placa bacteriana y la gingivitis.
Existen una amplia variedad de clases de colutorios, todos y cada uno de ellos adaptados a una necesidad concreta del paciente. Unos son más intensos, otros con aromas más mentolados.
Se habla de que el uso de los enjuagues bucales se remonta a la civilización china, aunque hay quien refiere su uso en la época de la civilización griega y romana cuya fórmula consistía en mezclar productos como el vinagre, la sal y el alumbre. Su uso estaba generalizado en las clases sociales más pudientes.
A fines de la década del 40, buscando un agente antivirósico, un grupo de investigadores descubrió que la Clorhexidina (un detergente catiónico sintético) si bien no era activa contra los virus, sí lo era contra bacterias Gram positivas, Gram negativas y hongos. Gracias a su elevado poder desinfectante la Clorhexidina comenzó pronto a utilizarse en variadas aplicaciones médicas tales como oftalmología, ginecología y dermatología (tratamiento de quemaduras e infecciones de la piel). Esta última aplicación abrió a la vez las puertas a su utilización en el campo odontológico, generalmente en forma de Gluconato de Clorhexidina, sumamente soluble en el agua.
El enjuague es un complemento de higiene dental, nunca un sustitutivo ya que perderá efectividad si antes no se ha realizado un correcto cepillado. Existen colutorios con efectos blanqueadores, otros que atacan la halitosis, otros que reducen inflamación de encías y otros que ayudan a prevenir que se acumule el sarro dental. Existen múltiples opciones en el mercado cada una de ellas dirigidas a un paciente concreto; de ahí que sea preferible consultar con el especialista para que te recomiende el más idóneo según tu caso concreto.
No se recomienda el uso en niños ya que ellos no controlan la acción de escupir y es posible que se lleguen a tragar el compuesto lo que puede provocar serios daños en su estómago. Por ello, es preferible que sea el especialista quien pueda recomendar de forma efectiva este producto para niños mayores de 6 años. Existen en el mercado algunos diseñados específicamente para los pequeños, con una variación de la fórmula para que no resulte tan agresiva, lo más recomendados son los conocidos como colutorios precepillado que sirven para colorear los dientes del niño.
Si se emplea enjuague bucal con frecuencia puede servir para mitigar la halitosis y prevenir la caries, el sarro y el sangrado dental. En algunas circunstancias se recetan enjuagues bucales para que ayuden al proceso de cicatrización de cortes realizados tras intervenciones quirúrgicas en la cavidad bucal ocasionadas por tratamientos. Sirve para reforzar los riesgos de padecimiento de caries dental y manchas en esmalte.
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