La Sociedad Española de Odontopediatría recomienda que la primera revisión en la vida de una persona tenga lugar tras la aparición del primer diente de leche o cuando el niño cumpla un año de edad y, como muy tarde, los dos ya que constituye la forma idónea de poder realizar una prevención eficaz de las enfermedades, traumatismos, consejos de alimentación y control del uso del chupete.; mientras que las visitas a consulta, como en el caso de los adultos, deben realizarse periódicamente, cada seis meses o un año.
La salud dental de nuestros pequeños es tan importante o más que la de los adultos, pues en la etapa infantil se detectan posibles anomalías en la posición de los dientes y, en colaboración con el especialista de ortodoncia y ortopedia, se previenen complicaciones futuras y se facilita el correcto desarrollo del macizo cráneo-facial.
Si se conduce bien el tratamiento desde la primera visita, el niño será siempre un buen paciente. El especialista examinará los dientes, las encías y la mandíbula para comprobar si hay algún problema. Por otro lado, los padres recibirán información sobre la dieta y la higiene bucal que debe llevar su hijo, consejos sobre pastas dentales y flúor y podrán resolver dudas para evitar las caries producidas por el uso del biberón, el chupete, los selladores o la succión dental.
Ellos serán los encargados de promover en sus casas y en el entorno del niño el concepto de “hogar dental”: la participación activa de todos los adultos que lo rodean (padres y familiares más cercanos, su odontopediatra, maestros, cuidadores…) en la prevención de enfermedades dentales, lo que servirá para que su hijo adquiera y mantenga unos hábitos saludables de por vida.
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