Haz memoria: ¿en qué estado se encuentra tu cepillo de dientes? ¿Dónde compraste el que usas actualmente? ¿Qué aspectos tienes en cuenta a la hora de renovarlo? ¿Cada cuánto tiempo lo cambias por higiene o funcionalidad?
Aunque la acción más importante para cuidar nuestra salud bucodental es proceder, de manera constante, al cepillado de dientes y al resto de funciones higiénicas, también cuenta la elección de los elementos que utilizamos para ello. Y en esta nueva entrada del blog de la Clínica dental Arancha Otero de Ávila vamos a detenernos en cómo debe de ser nuestro cepillo de dientes y cómo podemos elegir el más adecuado.
Según el tamaño, los materiales con los que está hecho y otros aspectos, el cepillo de dientes puede ser de muchos tipos. Además, podemos optar por uno manual de toda la vida o por uno eléctrico. O incluso por ambos.
Desde nuestra clínica dental no te vamos a recomendar ninguna marca ni modelo en concreto. Sin embargo, sí podemos asegurarte que tu dentista puede ayudarte a elegir el cepillo de dientes que más se adecúe a las características de tu boca. Así que no dudes en consultarle en la próxima visita.
Debido, precisamente, a esas características propias de cada uno, es importante elegir el cepillo adecuado. Si, por ejemplo, el tamaño es excesivo para nuestra boca, la limpieza no llegará a todos los rincones de la cavidad bucal.
Por eso, a continuación os dejamos unos sencillos consejos a la hora de elegirlo:
– Dureza de los filamentos. Aunque los gustos van por barrios, es obvio que no interesa una dureza excesiva en los filamentos del cepillo, ya que pueden dañar el esmalte o las encías. Quizás lo más interesante sea un término medio.
– Materiales. Un cepillo de dientes puede presentar características antideslizantes en el mango, puede ser flexible, la cabeza de distintas formas, al igual que los filamentos… Eso ya depende de los gustos y de las recomendaciones del dentista para cada caso en concreto, pero es obvio que el tamaño no debe ser excesivo, de tal forma que el cepillo llegue a todos los rincones de la boca en el proceso de higiene. Algunos de ellos también incorporan elementos para limpiar las mejillas y la lengua.
– Renovar el cepillo. Es algo que no podemos descuidar. Por eficacia y por higiene. Un cepillo de dientes tiene una vida útil limitada que no compensa alargar demasiado. Habitualmente, se recomienda cambiarlo por uno nuevo cada 3-4 meses, si bien el deterioro de los filamentos ya nos lo irá indicando. De esta forma evitaremos, de un lado, dañarnos las encías y, del otro, que se acumulen demasiados gérmenes.
Fotografía: www.freedigitalphotos.net
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